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El Instituto de la Longevidad tiene como objetivo estudiar y observar de forma continuada el fenómeno de la longevidad y los efectos que este fenómeno tendrá en la población mundial y, además, contribuir a diseñar un futuro que permita a los seres humanos vivir más, pero con calidad. Impulsado por la Universitat de Barcelona (UB), cuenta con la ayuda de empresas e instituciones que colaboran de forma desinteresada en su desarrollo. El Instituto ha dividido su objeto de estudio en cinco apartados: Salud & Bienestar; Tecnología; Sociedad, Legislación & Medio Ambiente; Economía & Negocios; y Ocio & Cultura.

La población mundial de más de 60 años ya está cerca de los mil millones y sigue creciendo. Las bajas tasas de fertilidad y el aumento de la esperanza de vida hacen que las Naciones Unidas pronostiquen que en 2050 habrá 2.100 millones de personas de más de 65 años y cerca de la mitad de ellas vivirá en Asia.

La longevidad es un problema polarizador. Los optimistas se entusiasman con los avances en biotecnología y el poder del mercado en una economía ‘veterana’; los pesimistas temen que se disparen los costes de atención de la salud y que la fuerza laboral sea inadecuada. Una posición intermedia más realista es ver que los desafíos asociados con el envejecimiento de la población están inextricablemente vinculados con sus soluciones. Los gobiernos y las empresas necesitan poblaciones saludables para sostener la demanda, la productividad y el crecimiento. Y a medida que las personas envejecen, quieren mantenerse saludables, comprometidos y activos. Afortunadamente, estas son demandas complementarias.

Estamos en tiempos de cambio. y  necesitamos diseñar nuestro futuro de una manera diferente. Hay que conseguir que el modelo educativo sea constante y que la formación de las personas se mantenga durante toda la vida. Los políticos en el poder han de anticiparse a lo que va a llegar y han de trabajar a conciencia para lograr adecuar la legislación a las nuevas necesidades y para solucionar el problema de las pensiones, entre muchos otros retos que deben afrontar.

Asia es un espejo donde ver esta problemática. En Asia el progreso para enfrentar los desafíos del envejecimiento ha sido irregular. Japón y Singapur han hecho grandes avances para ayudar a sus poblaciones a sobrellevar la longevidad. Hong Kong, Taiwán y Corea están alcanzando nuevas ideas y soluciones políticas. Filipinas, Vietnam y Malasia disfrutan de la flotabilidad demográfica, con poblaciones más jóvenes por el momento, pero que en las próximas décadas se enfrentarán a las mismas presiones que sus vecinos. ¿Qué lecciones pueden compartir los líderes de la longevidad de Asia cuando se trata de involucrar a la población de más de 60 años en la economía y la sociedad? ¿Puede el dividendo que aporta la longevidad compensar los costos de una mayor demanda de servicios sociales y de salud?

El aumento de la longevidad tiene efectos y consecuencias en todos los ámbitos de la vida y de la sociedad. Cómo afrontar de forma adecuada este hecho será clave en los próximos años para lograr un mundo más rico que se concentre en aumentar el bienestar global de la población y avance en la tarea de reducir las desigualdades actuales.